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  • Mito y poder en las sociedades contemporáneas
    Mythe et pouvoir dans les sociétés contemporaines
    Mabel Franzone - Alejandro Ruidrejo (dir.)

    M@gm@ vol.11 n.2 Mai-Août 2013

    MITO Y PODER



    Mabel Franzone

    mabel.franzone@gmail.com
    Profesora de Letras UNSa (Universidad Nacional de Salta); Colaborador Observatorio Procesos de Comunicación, miembro del Comité Científico de la revista M@gm@ y el Comité Científico de los Cuadernos de la revista M@gm@ publicado por Aracne de Roma; Miembro Instituto de Estudios Filosóficos de Salta (CEFISA) ; Doctorado en Literatura - La Sorbonne Nouvelle-Paris III- Doctorado en Sociología dirigido pour Michel Maffesoli. La Sorbonne- Paris V; Miembro del CEAQ (Paris V) - Miembro del CRICCAL (Paris III).

    Alejandro Ruidrejo

    aruidrejo@yahoo.com.ar
    Profesor de Filosofìa UNSa (Universidad Nacional de Salta); Colaborador Observatorio Procesos de Comunicación, miembro del Comité Científico de la revista M@gm@ y el Comité Científico de los Cuadernos de la revista M@gm@ publicado por Aracne de Roma; Magíster en Filosofía Contemporánea, Especialista en Etica y Licenciado en Filosofía, por la U.N.Sa. Co-Director del Departamento de Posgrado de la Facultad de Humanidades de la U.N.Sa. Docente en múltiples cursos de posgrado sobre filosofía contemporánea. Obtuvo las “Beca de Investigación” y “Beca de Perfeccionamiento en Investigación” otorgadas por la Universidad Nacional de Salta; Co-Director de la Maestría en Derechos Humanos de la U.N.Sa. Actualmente Profesor Adjunto Regular de las cátedras Gnoseología, y Perspectivas Sociofilosóficas Contemporáneas y Director de la Escuela de Filosofía de la U.N.Sa. Director del Proyecto de investigación del CIUNSa Nº 1806 “Foucault: las artes de gobierno y la Reducción Jesuíticas”; Miembro del Centro de Estudios en Filosofía de la Cultura, de la Universidad Nacional del Comahue.

    La presencia del Mito evoca un mundo ideal, pero el Poder nos recuerda la existencia de un mundo real. La tensión creada entre estos dos mundos es parecida a la que relaciona el pensamiento « salvaje » al pensamiento racional. El Poder en todas sus manifestaciones y modulaciones fue siempre explorado por un pensamiento organizado es decir racionalmente construido y éste tipo de pensamiento estructuró durante tres siglos el destino de nuestras sociedades. Así fue que los sueños o ensueños colectivos, si bien estuvieron de alguna manera presentes y fueron repertoriados, no eran tenidos en cuenta a la hora de analizar una sociedad determinada o su devenir. En efecto todo lo que relevaba de lo « irracional » estaba siempre alejado de lo racional e incluso hoy en día son muy pocos los investigadores y pensadores que se aventuran en este terreno y que piensan en un camino posible para abordarlo. Y sin embargo hay gran cantidad de obras que recuerdan la constante presión ejercida por el mito en todos los dominios del pensamiento. Esta presión toma en cuenta la existencia de figuras y formas, como el mito del Salvador o del Jefe, o un periodo de Edad de Oro- ya sea pasada o  futura-, la Revolución o la Sublevación Popular –hoy actuando con fuerza y amplitud-, y muchas otras representaciones que no nombramos porque no es nuestro objetivo hacer una lista en esta editorial.

    La formación y la sobrevivencia de toda sociedad ponen en juego representaciones, relatos, valores, creencias donde se entremezclan componentes tanto racionales como imaginarios. Estas representaciones tienen la particularidad de poseer un aura mítica y simbólica que despierta en nosotros altas frecuencias emocionales. Ese aura es justamente el terreno a analizar y como es algo inmaterial que activa diferentes polos de atracción, siendo al mismo tiempo un lugar híbrido en donde coexisten una pluralidad de sentidos, pensamos que es en este lugar donde se encuentra la explicación de ciertos fenómenos de sociedad, literarios, políticos, científicos. Estos fenómenos pueden ser el retorno de un pensmaiento de tipo mítico, la aparición súbita de ciertas figuras, el regreso periódico-o la presencia constante- de algunos mitos o el nacimiento de otros nuevos, ya sea en las obras literarias o en las sociedades.

    Reconocer el espesor de nuestras representaciones nos ubica pues dentro de una perspectiva holística y antropológica. Para poder « leer » el aura que rodea las figuraciones debemos tener en cuenta lo pluridisciplinario, pues este espesor es considerado como un « todo », reconociendo al mismo tiempo que aquello que era considerado del dominio de lo racional- político- el poder en el caso que nos ocupa- tiene también una parte oscura, un lado sombrío que viene a poner límites a la razón. Y que esta oscuridad está siendo propulsada por la existencia del mito y de sus implicancias.

    Este número de la revista MAGMA cuenta con  17 colaboraciones. Para su organización y una lectura cómoda los hemos reunido en cuatro temas : I) Mitos de la Educación II) Mito, poder y literatura III) Mito y poder en el Arte y las sociedades IV) Mito, ciencia y poder.

    La primera parte, los mitos de la Educación, presenta un eje de investigación original pues no es un eje estudiado por los especialistas de mitos. Sylvain Wagnon aporta el análisis de dos mitos de la Educación ( y no en la Educación) a través del estudio de dos figuras de la Pedagogía, la del médico pedagogo de origen belga Ovide Decroly y la del anarquista español Francisco Ferrer. El trabajo de comprensión de estas dos figuras es también un trabajo político, ya que en el tema de la educación subyace otro problema, el de la transmisión. Aquí surgen otras cuestiones: aquella de si la educación debe ser un medio de reproducción social o bien un medio para transformar las sociedades. El autor llegará a la descripción de otro mito, el de la Nueva Educación o incluso aquel de la Educación Moderna, refiriéndose al alcance intelectual, social y educativo de esas construcciones de forma mítica.

    Jean Boyssou tratará las bibliotecas como verdaderos relatos míticos, relatos contados por las mismas bibliotecas en tres fases de la historia de Francia : la primera- cuando esas casas de estudio estaban en monasterios- coincide con la definición de Mito de Mircea Eliade ( el mito es una historia sagrada). La segunda- período que comprende desde Carlomagno al reinado de Luis XIII- entraría dentro de la noción que da de Mito Gilbert Durand « un sistema dinámico de símbolos, arquetipos y esquemas ; sistema dinámico que bajo el impulso de un esquema tiende a componerse en relato » y corresponde a la época en que la biblioteca se interesa en la construcción de un sistema de símbolos que asocia Dios, el Poder y el Libro. Vista así la biblioteca es un sello que liga el Estado al Saber. He aquí un instrumento que servirá al poder pues mantiene con él una sujeción inconsciente, presentado en este artículo como un relato mítico. Recordamos una frase leída en un libro de Ernst Bertram « todo lo que alguna vez existió, ahora es símbolo » y en este sentido la historia es una lectura simbólica del pasado, historia que está en las bibliotecas, las que a su vez se convirtieron en un símbolo.

    Y si todo lo que ha sucedido es símbolo y si la unión de mosaicos de símbolos se hace a través de un esquema arquetípico que nutre la estructura de un relato, y a este proceso se le llama la formación de un mito, resulta que estos mitos buscarán lugares privilegiados para mostrarse. La Literatura siempre será uno de esos lugares propicios para ver la aparición de nuevos mitos o para analizar mitos ya repertoriados. Para Gilbert Durand todo relato tiene algo del relato mítico y así es como lo han mostrado los diferentes autores en la Parte II del presente número, Mito, Poder y Literatura. Laura Valeria Cozzo se pregunta por qué la figura, de Antígona -figura mayor por cierto- es eterna y continúa siendo tan de actualidad. Esta autora alimenta su análisis apoyándose en tres obras latinoamericanas : la de Leopoldo Marechal (Antígona Vélez-1950), Luis Rafael Sánchez (La pasión según Antígona Pérez-1968) y Griselda Gambaro (Antígona Furiosa- 1986). Estas Antígonas recreadas, en América Latina son siempre personajes malditos, mujeres canallas, locas, pero siempre aquellas que llegarán a relevar la relación entre el mito y el poder del poder.

    La Antígonas españolas contemporáneas son traídas por Fanny Blint. El personaje de Antígona permite aquí una vez más la apropiación  de una palabra de orden simbólico en la medida que es ella quien divide la Ciudad, su propio territorio. La echan, la persiguen pero ella reclamará el derecho de enterrar en esa tierra el cuerpo de su hermano, ya vencido. La temática del exilio y de su relación con la tierra revela otra vez que la tensión entre este mito antiguo y los desvíos del poder es fecunda en materia de literatura. Y sobre todo en la España desde la Guerra Civil a la Transición Democrática, cuando varios dramaturgos eligen este mito para leer y releer esta época convulsionada : S. Espriu, J.M. Pernán, M. Zambrano o J. M. Elizondo, se encuentran entre aquellos autores que proporcionaron un corpus de voces que se elevan como contra-poderes que se oponen al silencio impuesto por la dictadura.

    Nelly André nos habla de otra figura femenina convertida en mito : es Manuela Sáenz, la « Libertadora del Libertador », la compañera de Simón Bolívar. Esta mujer de coraje, nacida en Ecuador, es uno de los personajes más fascinantes de la historia, no sólo por su rol en las guerras de la independencia al lado de Bolívar sino también por las pasiones que desencadena. Nelly André recorre los delirios provocados por esas pasiones : considerada a veces como una amenaza o como una mujer de bajos apetitos sexuales, ignorada por algunos y amada y venerada por otros. Para recorrer esos delirios la autora analiza varias obras  y desde la primera biografía de Alfonso Rumazo González de 1944 (Manuela Sáenz : la Libertadora del Libertador), la obra de Manuel R. Mora de 2012 (Manuelita, la amante revolucionaria), hasta la muy escandalosa novela erótica de Denzil Romero de 1988 (La esposa del doctor Thorne) encontramos una Manuela entre dos tipos de discurso : histórico y literario ; real y de ficción ; heroico y erótico. La lectura de estas tres colaboraciones nos deja la presencia de un mitema, el de la heroína, la mujer valiente que es perseguida por el poder de turno, desterrada, ignorada o estigmatizada moralmente y que finalmente se convierte en un símbolo de lucha y de resistencia. Es el mitema de la mujer-guerrera, personificados en ciertas mujeres cuyos nombres sólo pronunciados levantan una vibración de sueños o la sensación de una utopía que está casi lista a concretarse.

    Siempre en la parte literaria Laurent Bazin en su artículo « Politique/Poïétique : le pouvoir performatif des mythes dans les littératures contemporaines de l’imaginaire », nos deja un rico análisis informándonos de la capacidad extraordinaria del mito para irrigar las representaciones colectivas. También analiza ciertas figuras como el bosque que tiene el poder de cohesión social. El corpus tratado comienza con el ciclo llamado Mythagos de Robert Holdstock, publicado entre 1984 y 1997. Este vasto conjunto novelesco comprende La Forêt des mythagos, Lavondyss, Le Passe-Broussailles, La Porte d’Ivoire et La Femme des neiges, y permite reflexionar sobre la función performativa de los mitos y también sobre el Poder. Aquí hay temas de lo maravilloso interactuando con la mecánica cuántica o motivos de la mitología acompañados de escenarios de interacciones humanas y ubicados bajo el sello de una dialéctica sumisión-dominación. El autor agrega que el manejo del campo mitológico consiste en la imposición al « otro » de su propio conjunto de códigos simbólicos, para someterlo aún más a su propio sistema de representaciones. La cita de Neil Gaimas (American Gods, 2001) es evocadora : « Todo esto no es otra cosa que una historia de paradigma dominante. Nada más cuenta.»

    Las tres contribuciones que quedan referidas a la literatura nos traen mitos en relación con los procesos difíciles de colonización. Valérie Joëlle Kouam Ngocka analiza una novela colonial, Tempo di uccidere (1947) del italiano Ennio Flaiano, con el objetivo de relevar mitos (en este caso se trata de estereotipos que más tarde formarán cierta « visión del mundo ») relacionados con comportamientos racistas observados por este intelectual. Este tipo de apreciaciones formará todo un imaginario colonial. Los mitos relacionados con el Africa y vehiculizados por las literaturas europeas tiene siempre características sombrías, oscuras : « todos los senderos de Africa olían a carroña... » « a los africanos se les debe/puede dar cosas sin valor, cosas en deplorable estado ...». Estas citas nos muestran la percepción del « otro » regida por la negación de la otredad, negación que desvaloriza toda capacidad de la gente, que ve las tierras como un producto comercial y niega la grandeza de las  matrices simbólicas que pertenecen a este « otro ». En el mejor de los casos estos « salvajes » se convierten en « primitivos » o « inocentes » y la tierra tendrá también los mismos calificativos que sus habitantes. La novela analizada se inscribe en un registro anticolonialista y antifascista, pero sin embargo es una novela de registro exótico, ya que no establece rupturas y tampoco participa en la desconstrucción de cierto tipo de mitos sobre el Africa.

    El artículo de Oumar Guédalla nos recuerda el título de una obra de Serge Gruzinski, La Guerra de Imágenes. En efecto uno de los objetivos de Guédalla es el de analizar los conflictos míticos que siempre han existido entre el Occidente y el Africa, a través del análisis de la segunda novela de Ahmadou Kourouma (1990) Monnè, outrages et défis. La obra cuenta la historia de un rey africano conmovido con la invasión de las fuerzas militares colonialistas francesas. Y en este espacio literario habrá luchas entre los invasores y representaciones hegemónicas de Francia, por un lado, y la respuesta del imaginario africano, es decir los mitemas de guerreros tradicionales por medio de los que Africa quería afirmarse, por otro lado. Así un emisario cuenta cómo los soldados franceses avanzan de manera tan rápida que los Blancos se convierten en « invencibles’. A esta imagen se opondrá la invencibilidad de los pueblos invadidos, formando de esta manera dos sistemas míticos antagónicos. Todavez que la respuesta de los nativos se hacía sentir y que las expediciones se llevaban a cabo con dificultad. El combate tenía lugar en el plano físico y también en el plano del imaginario.

    Mabel Franzone analiza un relato popular argentino, expandido también a lo largo de América Latina, relato nacido de otra etapa del colonialismo. Entre los siglos XVIII y XIX tuvo lugar la segunda colonización o colonización industrial. La llegada de trituradoras de metales o de cereales y los trapiches de los ingenios de caña de azúcar se hace de la mano de monstruos creados e importados por el poder económico. La presencia de estos seres servía para dar una explicación sobre la desaparicón de obreros, mestizos o indígenas. Esas desapariciones eran producto de la brutal explotación que acarreaba la muerte o el asesinato de aquellos que reclamaban un mejor salario. Una historia contaban los dueños de las máquinas, aquella del patrón que había hecho un pacto con el diablo y que debía darle  un obrero para su nutrición, de manera periódica y para que la empresa crezca. Si el inconsciente colectivo quedó marcado para siempre con esta época del « Progreso », también es verdad que el imaginario popular es vivo y dinámico y que tal vitalidad se la puede percibir en este mismo relato. Uno de los desenlaces contados en diferentes versiones populares relata que el monstruo (El Familiar) se opuso a la llegada del ferrocarril acostándose en las vías del tren para impedir otra etapa de la industrialización. Así se ponía del lado de aquellos que le servían de comida, obedeciendo más a las leyes del imaginario que a aquellas del mercado y del Progreso.

    La parte III, Mito, Poder, Arte y Sociedad cuenta con una primera contribución de Wendy Cutler sobre la creación de figuras míticas a través de los films « Bollywood » de la India. Elegimos comenzar por este artículo porque el Arte es un revelador de las formas sociales y de las formas simbólicas, que son vividas calladamente por el cuerpo social. Existe una correspondencia secreta entre las formas producidas por el artista y las formas que estructuran el imaginario de una sociedad, de las que él sería un ventrílocuo. Wendy Cutler estudia primero la noción de mito siguiendo varios pensadores, como Mircea Eliade, Northrop Frye, Joseph Campbell, Jacques Desautels, Georges Dumézil y también Paul Ricoeur y Dadvutt Pattaniak. En segundo lugar la autora se interroga sobre el lugar que ocupa el Mito en la cultura hindú y al final  se introduce en el proceso de formación de la figura del Héroe en el cine hindú de los años ’70.  Siguiendo a Edgar Morin nos dice que no habría una separación verdadera entre una « star » y los héroes de la mitología, dando como ejemplo la figura del actor Amitabh Bachchan quien juega el papel de un mediador- político ya que representa una nación entera. Y sin embargo no se puede hablar del nacimiento de un mito nuevo-concluye la autora- sino de una re-creación de las características del mito del Héroe.

    El artículo de Aude Lanthier busca establecer las principales fuerzas y formas que participaron en la ruptura de las representaciones martiniqueñas de los nativos de la Isla que regresan a la patria. La devaluación de la imagen de Francia en los Dominios de Ultra  Mar (DOM) y el debilitamiento del poder ejercido para juntar la gente de las colonias, más el tratamiento político e historiográfico de los ciudadanos de la periferia francesa, van a dar testimonio de los límites del mito fundador de la República Francesa. Aude Lanthier ha analizado tres corpus formados por documentos, observaciones y entrevistas. Estos elementos sirvieron  para desprender los temas principales y transversales, como también para decidirse luego por el método elegido para la investigación y el análisis. Este método es el « relato de vida » o aproximación biográfica que tiene la ventaja de poder sumergirse en el centro de la mirada del Otro. El estudio hecho demuestra que el mito de retorno a la tierra de origen ha sido profanado o desmitificado pues aquel que llegaba del continente y que monopolizaba la atención de su comunidad antillesa, perdió su valorización en la imagería popular dentro de una sociedad en plena mutación. Este Otro ahora cuenta con otros rasgos, entre los que se encuentra el fin del mito del triunfo-debido a la precariedad de los antilleses en Francia- aparte de la ignorancia o la indiferencia de los propios franceses hacia los DOM, el todo sumado a las contradicciones del mito republicano mismo, ya que la ciudadanía francesa no es prueba ni promesa de igualdad.

    Anna Rita di Barnaba en su colaboración «  Le mythe et la critique du mythe dans la société contemporaine », nos recuerda la función performativa de los mitos como su función primaria, mencionando también la parte biológica del mito en el hombre : « El hombre se humaniza por la mitología » nos dice la autora sumándose así a la teoría biológica de los mitos y sus representantes (Henri Bergson, Roger Caillois, René Thom, entre otros). Sin embargo hoy se necesita de una fenomenología del mito, una fenomenología en relación con su propia arqueología ; el mito es necesario porque si el hombre pierde sus fundamentos pierde también la estructura permanente indispensable para « el comprender » característico del ser humano.

    Para François Piot-Tricoire, que trabaja sobre el poder de los mitos en la sociedad francesa posmoderna, la actividad mítica es en particular una necesidad antropológica. El mito no procede por demostraciones, sino que funciona por impregnación, martillea las conciencias repitiendo sus lecciones para persuadirlas. La metodología consiste entonces en reunir y analizar corpus de textos, de imágenes, de discursos que se imponen en la sociedad francesa actual, como por ejemplo las tendencias de moda, los discursos artísticos y creativos y también los discursos y acciones de los ciudadanos. Abordando las lecciones socio-culturales y el lazo social, luego aproximándose a las lecciones mentalitarias e imaginales, es decir acercándose a los valores de la sociedad posmoderna-donde se puede destacar la aceleración de los ritmos sociales en todas sus modulaciones- se puede observar un pasado que regresa y la reaparición de una mentalidad primitiva en la que la memoria colectiva y los ancestros ocupan un lugar destacado. Efectivamente hay reacciones posmodernas que se perfilan y se sienten, entre las que se puede nombrar la identidad plural del individuo que vive  la otredad como una forma de devenir sí mismo en contraposición al individuo libre et independiente de los otros que había forjado la Modernidad. También ante la aceleración del tiempo moderno con sus fast-food y la vida rápida se contraponen la slow-food y la slow-life. Todo esto es el signo de que el mito prometeico que había dominado la sociedad industrial moderna ya llegó a su saturación y que nuevos mitos estarían surgiendo.

    La Parte IV, Mito, Ciencia y Poder político, cuenta primero con el aporte de Alejandro Ruidrejo, quien basándose en una lectura de Michel Foucault, llega a centrarse en el poder pastoral específico para la « conducción de las almas ». El texto en cuestión cuyo título es « Mito, crítica y gubernamentalidad » propone la noción de gubernamentalidad como una nueva racionalidad política que será un desplazamiento de las teorizaciones de gobierno a las conductas. Esto provocaría una transformación central en la concepción del ejercicio del poder, permitiendo establecer lazos entre la razón y los efectos del poder. Así de un extremo al otro, el mito y la Ilustración recorrieron la historia de Occidente con una dialéctica que no presupone una superación garantizada por la misma historia. La Modernidad no sería entonces el proceso de secularización que se pensó, se dijo y se creyó. Kant da cuenta de la transformación que tenía lugar, es decir aquella del pasaje de la forma de gobierno basada en las virtudes del soberano a la del gobierno de los pueblos, más centrada en la gestión de la obediencia y la felicidad pública. El poder no debía impedir el progreso del conocimiento y de la ciencia  en tanto que el Mercado sobrevivió con sus leyes propias que no admitían las interferencias de la voluntad soberana.

    En su contribución Mikhael Filinger pone a dialogar la ciencia, el mito y el poder político a través de citas delicadamente elegidas de autores diferentes. Entre ellos Valéry Giscard d’Estaing o Bernard d’Espagnat. Encontramos en el escrito ciertas constantes que lo atraviesan, como la permanencia del mito o el encuentro con un pensamiento que venga directamente de la fuente (Henri Atlan). Hace un juego de palabras entre la acepción de « fuente » como origen y « fuente » como fuente de agua).  Leímos en filigrana la esperanza en un pensamiento mítico, este pensamiento sutil... « pues lo que es fijo nos divide y lo que es sutil nos junta »-dice el autor-. También dirá que tenemos que invocar los mitos para « ganar la Bastilla del saber » y junto con los mitos vendrá un sujeto que trascenderá nuestras pequeñas personalidades. La convergencia de la ciencia y del mito en su relación con el poder tendría la virtud de llevarnos al interior del ser y también a una dimensión de ciudadanía. Así será posible un despertar « natural », un despertar en la Naturaleza. La esperanza de Mikhael Filinger es la esperanza de alguien que invoca a un ser multidimensional, a un ser cargado de la afectividad propia del Mito.

    Jawad Mejjad estudia la Comunicación como un mito pero aquí se trata de la comunicación como ideología de nuestra sociedad, convertida casi en religión. Efectivamente se evoca esta palabra milagrosa para resolver cualquier inconveniente, preocupación o problema y sin embargo si problema hay es justamente éste de querer comunicar a cualquier precio, sin siquiera poder precisar qué se comunica. Comunicar es un verbo convertido en verbo intransitivo y también un fin en sí mismo, esta transición es algo tan evidente que no podemos ver. El autor nos dice que la sociedad actual se caracteriza por estar formada de individuos completamente aislados quienes sólo pueden ser « religados » por la comunicación, pues como no hay más comunión necesitamos de la comunicación. Pero la comunicación a ultranza como medio a disposición del Poder o de la cultura de masas, es considerada como un bombardeo permanente de posibles horas de ocio que afectan el buen juicio y adormecen la razón. Dentro de una sociedad en la que la comunicación es concebida « como modo de organización del mundo » (L’invention de la Communication de A. Mattelart) sólo conduce al silencio de las masas y también a su embrutecimiento. Y sin embargo...las teorías mismas de la comunicación han nacido con la visión política de salvar el mundo por medio de las teorías de la información.

    Martín Samartín cuya contribución a esta revista lleva por título « Subjetividad y Verdad en el discurso científico moderno. La epistemología del positivismo como política de sujeción » hace un análisis crítico de la función social e histórica del positivismo. Desde siempre los sectores hegemónicos utilizaron formas de control como prácticas diversas, discursos e incluso mitologías, fijando ciertos ideales de conducta humana para someter las personas a las instituciones. La razón, como proyecto de la Modernidad, se convirtió en en nuevo elemento de sometimiento, pero ahora al prestigioso campo de la ciencia. Para desarrollar este trabajo se han evocado tres hipótesis : la de Horkheimer, para explicar el proceso de pérdida de los contenidos objetivos de la razón ; la de Adorno para referirse al rol actual de la ciencia como juez de saberes validados por la razón y en su relación con la gestión de la sociedad y finalmente la hipótesis política de Jacques Lacan en relación a los discursos de la ciencia y a sus efectos subjetivos. El positivismo, a la búsqueda de su propia « mentalidad científica » no quería implicarse en cuestiones concernientes a lo político y así pudo cohabitar perfectamente con regímenes autoritarios. El autor pregunta : después de todo¿cuál era el método de investigación cuando la industria de la guerra estaba en su apogeo ? ¿Y cuando esta industria llenaba las arcas de las grandes potencias mundialistas ?

    Leyendo estas contribuciones surgen muchos interrogantes. Sería conveniente preguntarse bajo cuáles configuraciones se componen las relaciones entre los dos términos, Mito y Poder, hoy. O ¿Cuáles on los mitos del Poder que inducen a la obediencia ? También ¿bajo qué formas tiene lugar la invención de mitos  que atacan lo ya establecido y lo que se puede tolerar ? Más aún ¿bajo qué tipo de desplazamiento de sentido, de cabalgamiento, se teje la trama entre los mitos y los poderes que sostienen las imágenes del mundo que gobiernan nuestras existencias ? Por la literatura y el arte en general se debe interrogar el lazo que existe entre los artistas y escritores con la sociedad que los acoge, lazo que muchas veces se niega o es conflictivo.

    Agradecemos vivamente a nuestros colaboradores y a la revista m@gm@ por la recepción de este número.

    Mabel Franzone- Alejandro Ruidrejo

     

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    M@gm@ ISSN 1721-9809
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